Hay una frase que aprendí sobre la felicidad y que ha marcado mucho mi forma de entenderla. La frase dice lo siguiente: nacemos para ser felices y aprendemos a dejar de serlo. Según John A. Schindler » la felicidad es un estado de la mente, en el cual, nuestro pensamiento goza de la mayor parte del tiempo». Está claro que, cuando algo se puede definir de forma breve y sencilla… es mejor hacerlo así. Cometer el error de definir la felicidad como algo difícil y que requiere tiempo y esfuerzo, es situar la consecución de la felicidad tan lejos que ni siquiera nos plantearemos conseguirla. Cualquier persona «en sus cabales» no busca en su bolsillo las llaves del piso que no tiene. Es más, esto no le creará ninguna frustración. Por tanto, lo lógico es aspirar a conseguir aquello que de una forma u otra creemos a nuestro alcance. Concluimos pues, si el hombre busca la felicidad es porque es consciente de que puede conseguirla. ¿Es posible que la frustración que tenemos, en numerosas ocasiones, nos esté avisando que la felicidad es posible y está más cerca de lo que creemos? Pues entonces… aprende a ser feliz.